Alausí en emergencia: Presidente Lasso coordina ayuda para damnificados.
Al menos siete personas murieron y decenas están desaparecidas después de que un alud de tierra, lodo y rocas sepultara al menos a medio centenar de viviendas en Alausí, en el centro sur de Ecuador. El deslizamiento de tierra dejó una zona arrasada de unos 150 metros de ancho por unos 700 metros de largo, lo que dificulta la búsqueda de sobrevivientes. Aunque las primeras horas son fundamentales para encontrar a personas con vida, el jefe de uno de los grupos de rescate dijo que las condiciones del terreno hacen muy difícil llegar a los cuerpos, que podrían estar entre 20 y 30 metros bajo tierra. Además, continúan las vibraciones del terreno, lo que podría causar otro evento de igual o peor magnitud.
Las autoridades reportan que hay 63 personas desaparecidas que presuntamente estaban en las viviendas destruidas por el deslizamiento, y hasta el momento solo se han rescatado 23 heridos. Por procedimientos internacionales, los socorristas no pueden usar maquinaria pesada hasta 72 horas después de ocurrida una tragedia de esta naturaleza, que en el caso de Alausí se produjo el domingo por la noche.
El presidente Guillermo Lasso llegó a la zona y dispuso la gestión de varios ministerios para ayudar a los damnificados, algunos de los cuales seguían evacuando sus casas de zonas aledañas también amenazadas. Las autoridades habían alertado sobre el riesgo de movimientos de tierra en esa zona a fines de febrero debido a la intensa temporada de lluvias y habían habilitado albergues en al menos seis municipios.
La zona está cubierta por más de dos millones de metros cúbicos de tierra, lodo y rocas, lo que dificulta el trabajo de los perros entrenados e impide la utilización de equipo tecnológico que detecta vida hasta bajo tres metros de profundidad. Los efectivos de bomberos, ejército, Cruz Roja, policía y otros organismos de socorro lucían agotados pero se apoyaban entre sí con frases de aliento para retirar rocas y escombros y cavar en la tierra. Los rescatistas continúan las tareas para rescatar a alguien con vida y, si no es así, al menos brindar la tranquilidad dentro del profundo dolor de los familiares de tener un cuerpo a quien llorar y despedir.
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