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Fallece Rafael Jiménez «Chicuelo», miembro de una dinastía taurina legendaria

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El mundo taurino lamenta la pérdida de uno de sus referentes técnicos.

El torero español Rafael Jiménez «Chicuelo» falleció a los 86 años en Sevilla después de sufrir una enfermedad agravada por una fractura de cadera, según confirmaron fuentes cercanas a la familia. Rafaelito, como se le conocía en el mundo taurino, era hijo de Manuel Jiménez «Chicuelo», uno de los toreros más destacados de la evolución técnica de la profesión. Era nieto de otro «Chicuelo», un torero decimonónico que inició la dinastía vinculada al barrio sevillano de la Alameda de Hércules. Rafael nació en esa casa y allí vivió hasta su muerte perpetuando la memoria de esta saga de toreros que fue continuada por sus hijos Manuel y Curro en cuarta generación.

Rafael debutó con caballos en 1952 en la plaza de la localidad cordobesa de Cabra y se presentó en la plaza de la Maestranza de Sevilla junto a Antonio Vázquez y Manuel Espinosa. Despegó definitivamente en la temporada del 57 a raíz de su actuación en la plaza madrileña de Las Ventas, donde cortó una oreja a un novillo de la ganadería de Galache. La alternativa se resolvió con un cartel de campanillas, en la mismísima plaza de la Maestranza, donde Antonio Ordóñez le cedió un toro de Carlos Núñez en presencia de Manolo Vázquez.

Sin embargo, su carrera no terminó de despegar como matador. El mismo año de su alternativa sufrió una cornada en Las Ventas y, a partir de ahí, toreando poco, se sucedieron idas y venidas de los ruedos. Después de retirarse en el 64 retornó en el 67 para volver a quedar eclipsado en el 68. Sus dos últimas tardes de aquella época se resolvieron en Sevilla y Madrid, confirmándole la alternativa a Miguel Márquez con una corrida del Conde de la Corte.

En 1981 aún logró entrar en la Feria de Abril de Sevilla, anunciado con sendos encierros de Núñez y Sayalero y Bandrés gracias a la mediación de Curro Romero, con el que compartió ambos paseillos. Esa fue la última corrida de Rafael Jiménez «Chicuelo» en el ruedo maestrante antes de vestirse de plata para cerrar su carrera como auxiliador del rejoneador Javier Buendía. Actuando a sus órdenes, en 1985, le tomó un toro en la ciudad de Almería (sur) que le provocó la amputación de tres dedos de la mano derecha precipitando su retirada definitiva.

La muerte de Rafael Jiménez «Chicuelo» ha sido lamentada por el mundo taurino y por numerosas personalidades de la cultura española. Su legado como miembro de una de las dinastías taurinas más importantes de España y su contribución a la evolución técnica de la profesión será recordado por siempre en la historia de la tauromaquia.

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